Dentro de las terapias “de
nueva generación” se han popularizado enormemente diversos tratamientos
denominados Psicología energética o Técnicas de Liberación Emocional (TFT, EFT, TAT). Una búsqueda simple en
Google con este descriptor arroja más de un millón de resultados. Pero
realmente ¿qué es y por qué funciona el “Tapping”?
La pionera Terapia de Campo
de Pensamiento (Thought Field Therapy – TFT) fue desarrollada a principios de
los 80 por el psicólogo Dr. Roger Callahan a partir de sus estudios en
Kinesiología Aplicada y Medicina Tradicional China (MTC). Callahan considera
que, cuando el paciente sintoniza su pensamiento con un hecho perturbador, se
dispara una secuencia de actividades neurológicas, químicas, hormonales y
cognitivas que derivan en la experimentación de una emoción negativa (miedo,
tristeza, ira…). Callahan afirma que toda emoción negativa es una interrupción
(bloqueo) en el sistema energético del cuerpo.
Esta perturbación tiene por
tanto una causa energética y puede eliminarse mediante la estimulación por
medio de ligeros golpecitos (tapping)
en puntos concretos de acupuntura, conjuntamente con diversas maniobras de
sicronización interhemisférica.
El procedimiento es simple.
Consiste en pedir al paciente que recuerde y se “sintonice” con el hecho
traumático. Una vez logrado, se guía al paciente en la realización de un
procedimiento estandarizado denominado Algoritmo. Al repetir este procedimiento
un número suficiente de veces, la perturbación provocada por el recuerdo del
hecho traumático va desapareciendo, junto con las sensaciones y emociones asociadas,
al tiempo que va transformándose la imagen que representa ese recuerdo.
Una de las características distintivas de la TFT es
que casi no requiere de la expresión verbal del paciente. Esta peculiaridad la
hace especialmente indicada en aquellos casos en que hablar del tema motivo de
la consulta puede resultar tan penoso o vergonzante como el hecho mismo.
Posteriormente Gary Craig, un ingeniero interesado
en la psicoterapia, realiza una sistematización de los trabajos de Callahan y
crea su propia versión de tapping: la EFT o Técnica de Liberación Emocional,
partiendo de la base de un único algoritmo que sea capaz de desbloquear todos
los canales y por tanto aplicable sea cual sea el problema.
Tal como reconoce Craig, la EFT se basa en el
concepto de “revisión al 100%”. Con ello supone que puede evitar el diagnóstico
energético de la MTC, al estimular la mayor parte posible de los puntos de
inicio o final de los distintos meridianos, con la esperanza de que la
alteración energética se encontrará necesariamente en uno de ellos. De hecho
denomina “receta básica” a su algoritmo. Aunque
indudablemente esta forma de proceder supone matar moscas a cañonazos (un poco como desmontar por completo un coche para cambiar un manguito), lo
cierto es que funciona muy bien en gran número de problemas,
tanto emocionales como físicos. Y cuando se combina simultáneamente con hipnosis o PNL los resultados son excepcionales.
Otra técnica interesante de Tapping es la TAT o Técnica de Acupresión Tapas, creada por Tapas Fleming en 1994. La autora considera que la técnica crea un vínculo entre un meridiano de acupuntura con nuestro centro de la visión para facilitar el "cambio del punto de vista" que tenemos de los problemas en nuestra vida, transformando así nuestra postura al respecto.
Otra técnica interesante de Tapping es la TAT o Técnica de Acupresión Tapas, creada por Tapas Fleming en 1994. La autora considera que la técnica crea un vínculo entre un meridiano de acupuntura con nuestro centro de la visión para facilitar el "cambio del punto de vista" que tenemos de los problemas en nuestra vida, transformando así nuestra postura al respecto.

Por último me gustaría enfatizar la importancia de
la definición del problema para el éxito de las técnicas de Tapping. El
problema debe ser lo más objetivo y concreto posible, y formularse de acuerdo a
las propias palabras del paciente, en caso contrario el éxito de la técnica
puede reducirse a cero. En segundo lugar probablemente sea fijar el foco
atencional sobre el problema mientras se estimula el sistema energético del
cuerpo el componente básico de la terapia, tanto como la idoneidad de los puntos empleados. La intención
del paciente (y del terapeuta) sin duda dirige la energía hacia el punto alterado en la red energética y explica por qué el Tapping, per se, no es suficiente para solucionar el problema en ausencia de una conexión potente e intencional con la emoción.
La Psicología occidental ha
intentado explicar los mecanismos de acción del Tapping desde sus propios
presupuestos teóricos. Así, a la luz de la teoría del condicionamiento clásico,
el Tapping elicita el reflejo de orientación y sus efectos inhibidores sobre la
respuesta condicionada. De esta manera, una respuesta (el algoritmo), que
compite con la respuesta condicionada (la reacción emocional frente al recuerdo
del trauma), extinguiría dicha respuesta. Otros autores consideran que
ingredientes tales como la exposición imaginaria, la observación disociada, y
mantener un foco de atención dual (entre otros) darían cuenta de la efectividad
de esta terapia. Otra explicación posible se basa en el mecanismo de la
inhibición recíproca de J. Wolpe. La estimulación lograda con la aplicación del
algoritmo lograría una respuesta de relajación que competiría con la respuesta
perturbadora del recuerdo, desensibilizándolo, exactamente igual que hacen las
diversas técnicas de relajación. De nuevo, en todas estas explicaciones, se obvia lo fundamental: la emoción es energía, el pensamiento es energía, nuestro cuerpo físico es energía. La psicología (al igual que la medicina) conoce la existencia de la energía, pero la obvia en sus paradigmas.
En 1994 el Dr. Charles R.
Figley llevó a cabo una investigación conocida como el “Proyecto de los
ingredientes activos en el tratamiento del trauma” (Figley & Carbonell,
1995; Gallo, 1996; Gentry, 1998). En ella se pusieron a prueba cuatro
diferentes abordajes terapéuticos: EMDR (Eye Movement Desensitization and
Reprocessing, o Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares),
TIR (Traumatic Incident Reduction, o Reducción de Incidente Traumático), VKD
(Visual Kinesthesic Dissociation, o Disociación visual kinestésica, un
procedimiento derivado de la programación neurolingüística), y TFT. El
procedimiento consistió en asignar aleatoriamente pacientes a representantes de
las cuatro escuelas, con la sola consigna de administrarles el tratamiento
durante una semana, de la manera que cada escuela lo prescribiera, y se
midieron los efectos. Los resultados fueron altamente alentadores. El Dr.
Charles Figley, a la vista de los resultados, concluye que: “los tratamientos psicoterapéuticos que son
consistentes con las teorías basadas en la evidencia merecen la atención tanto
de los clínicos como de los investigadores y deberían ser considerados válidas
hasta que sean puestos a prueba.”