"Cuerpo y alma no son dos partes distintas,
sino dos formas diferentes de entender lo mismo"
(Albert Einstein)
Los Cinco Movimientos, también llamados Cinco Elementos, Cinco Fases o, simplemente, Pentacoordinación, representan una estructuración del mundo natural, tanto a nivel del macrocosmos como del microcosmos. Son un modelo, pero también un holograma, donde cada parte contiene tanto la información que le es propia, como la información correspondiente a la totalidad, y son también una forma de comprender la naturaleza de la salud y la enfermedad.
Esto ¿qué quiere decir? Ni más ni menos que todos los fenómenos se ordenan de acuerdo a los cinco movimientos de Madera, Fuego, Tierra, Metal y Agua. Los movimientos son fases evolutivas de transformación, que se corresponden con las cinco estaciones (primavera, verano, estío, otoño, invierno), cinco climas (viento, calor, humedad, sequedad, frío), cinco pares de órganos (hígado - vesícula biliar, corazón - intestino delgado, bazo - estómago, pulmón - intestino grueso, riñón - vejiga), cinco emociones (ira, alegría, preocupación, tristeza, miedo) y cinco tipos o rasgos de personalidad bipolares (extraversión - introversión, apertura a la experiencia - convencionalismo, agradabilidad - antipatía, responsabilidad - desorganización, neuroticismo - estabilidad emocional).
Al igual que los ciclos de germinación, crecimiento, maduración, recolección y decadencia, los cinco sistemas de órganos de la medicina china realizan funciones corporales paralelas a los ciclos de la naturaleza. Y tal y como acontece en el exterior, en nuestro interior hay un medio paralelo generado por cada sistema de órganos, de tal manera que la alteración de nuestro medio interno puede provocar que el Hígado genere Viento, el Corazón genere Calor, el Bazo genere Humedad, el Pulmón genere Sequedad y el Riñón genere Frío.
Frente al pensamiento lineal occidental, donde A es causa de B, B es causa de C y C es causa de D, el pensamiento oriental es un pensamiento circular, donde A entonces B, entonces C, entonces D, entonces A. Interesa menos la causa o la consecuencia de un fenómeno que cómo se relaciona ese fenómeno con los demás. La pentacoordinación explica estas relaciones a través de los ciclos de generación, crecimiento o Sheng, (donde el Agua nutre la Madera, que es combustible para el Fuego, que se convierte en cenizas-Tierra, que son de donde sale el Metal, que se condensa en Agua) y el ciclo de control, inhibición o Ke (las raíces-Madera rompen la Tierra, la Tierra absorbe el Agua, el Agua apaga el Fuego, el Fuego funde el Metal, el Metal corta la Madera), de tal modo que queda establecido un feedback continuo entre los distintos movimientos. El primero es Yang, tiende a la expansión, mientras que el segundo, por su acción inhibitoria, es Yin.
Las principales características de cada uno de los movimientos pueden reseñarse en la tabla contigua.
MADERA | FUEGO | TIERRA | METAL | AGUA |
EXPANSIÓN | REALIZACIÓN | TRANSICIÓN | CONTRACCIÓN | CONSOLIDACIÓN |
VIENTO | CALOR | HUMEDAD | SEQUEDAD | FRÍO |
PRIMAVERA | VERANO | ESTÍO | OTOÑO | INVIERNO |
ESTE | SUR | CENTRO | ESTE | NORTE |
AMANECER | MEDIODIA | TARDE | ANOCHECER | MEDIANOCHE |
NACIMIENTO | CRECIMIENTO | MADUREZ | DECLINAR | MUERTE/GERMINAR |
VERDE | ROJO | AMARILLO | BLANCO | AZUL-NEGRO |
ÁCIDO | AMARGO | DULCE | PICANTE | SALADO |
H-VB | C-ID | BP-E | P-IG | R-V |
LAGRIMAS | SUDOR | SALIVA | MOCO | SECRECIONES SEXUALES |
MUSCULOS, TENDONES, UÑAS | CIRCULACIÓN, TEZ | TEJIDO CONJUNTIVO Y SUBCUTANEO | PIEL, MUCOSAS, VELLO | HUESOS, NERVIOS, GONADAS, PELO |
VISTA | TACTO | GUSTO | OLFATO | OIDO |
Así la Primavera es la estación del elemento Madera, cuando las plantas despiertan de su sueño invernal. Es crecimiento y expansión, pura fuerza centrífuga, creatividad, fantasía, imaginación y ensoñación. Es la vida que se extiende, el color verde de los brotes nuevos, el movimiento de los músculos y los tendones, la adolescencia, la búsqueda de contacto con los demás, el entusiasmo y la búsqueda de experiencias nuevas. Caprichosa y cambiante, como el viento en exceso nos vuelve impulsivos, entusiastas, precipitados, irritables o bien indecisos, tímidos e inhibidos en vacío.
El Verano es la estación del elemento Fuego. Es calor y luz, el color rojo y la sangre. Es el amor, la alegría, el gozo de vivir, la claridad interior y la conciencia. La energía del Corazón rige la lengua y por tanto la comunicación, las emociones y la pasión. Como el sol de verano, el Fuego en exceso nos vuelve apasionados, hiperactivos, sentimos violentas emociones difíciles de controlar, mientras que en vacío nos hace sentimentales, hipersensibles, agitados y agotados cuando el fuego consume hasta las cenizas.
El Estío es la estación del centro, de la Tierra. La pausa tras el verano cuando la naturaleza "contiene la respiración" y permanece a la espera. Es el momento de la cosecha, los campos dorados de cereal maduro. Es el fiel de la balanza, el equilibrio y la templanza. La facultad para mantener los pies en la tierra y la capacidad para reparar, armonizar y unificar dependen de este elemento. Es la madre nutritiva, la capacidad de reflexionar y de "digerir", tanto el alimento como las ideas. En exceso nos volvemos en extremo reflexivos, preocupados, obsesivos en nuestros pensamientos y comportamientos. En vacío nos cuesta concentrarnos, nos volvemos distraídos, ensimismados, hedonistas o en exceso conciliadores porque nos lo "tragamos" todo.
El Otoño es la estación del Metal. La naturaleza se recoge sobre sí misma preparándose para el invierno, y del mismo modo la energía se vuelve hacia dentro. Es la introyección y la introversión, el momento de marcar los límites y conservar en nuestro interior lo que es beneficioso y expulsar fuera lo que sobra. Es la capacidad de cortar y de dejar ir aquello que no es necesario, incluyendo pensamientos, sentimientos y apegos. Es el color blanco, símbolo de la pureza, la rectitud, el método y el rigor. El Metal puede ser dúctil y flexible como una lámina de acero, o rígido como una barra de hierro. En exceso nos vuelve contenidos y controlados, lógicos, disciplinados y dominados por el sentido del deber y los juicios de valor. En vacío nos domina la tristeza, nos aísla de los demás y hace desaparecer la empatía envolviéndonos en un universo gris, apático, serio y convencional como los cielos plomizos del otoño.
El Invierno es la estación del movimiento Agua. Es el momento del frío y la oscuridad, cuando los arroyos se congelan y la naturaleza parece muerta. Es el miedo, el vacío y la angustia. Sin embargo se trata tan solo una muerte aparente, pues lleva en sí el gérmen del renacimiento. El Agua es la Voluntad de vivir, la capacidad para "recargar las baterías" con el descanso y la soledad. En exceso nos hace desconfiados, cínicos, recelosos y paranoicos de un mundo que consideramos hostil y peligroso. En vacío el miedo nos paraliza, nos congela y nos encierra, incapaces de poner en marcha la voluntad y superar la parálisis que nos aparta de la vida.
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