sábado, 7 de enero de 2012

PSICOLOGÍA Y MEDICINA CHINA

Si la única herramienta que posees es un martillo,
siempre andarás buscando clavos
(Abraham Maslow)


El modelo occidental de comprender la dialéctica entre la salud y la enfermedad parte de una serie de premisas básicas. La primera que podemos reseñar es el Mecanicismo. Desde Descartes el organismo se comprende como una máquina, un ente mecánico que es factible reducir a sus componentes mínimos. A partir de este momento comienza la diferenciación radical entre la Mente y el Cuerpo, lo intangible y lo material-observable-cuantificable. El acento se pone sobre esto último, hasta el punto de desechar el mundo emocional, un mero epifenómeno que queda relegado de la investigación científica, a favor de todo lo que puede tocarse. Frente a esta visión del mundo interior como producto secundario de la bioquímica, se opusieron durante un tiempo las teorías psicoanalíticas que, no obstante, ejercieron su propio reduccionismo a la inversa. Prácticamente todo podía explicarse en base a procesos subconscientes, y los trastornos fisiológicos son el producto de conflictos subyacentes reprimidos.

No obstante, la Psicología contemporánea adolece de un cierto anhelo desesperado de demostrar que es “más científica que nadie” desde los tiempos que siguieron al Psicoanálisis. Así la corriente Conductista se centra exclusivamente en las “conductas observables”, y la Psicología (Psique + Logos) por un tiempo corre el riesgo de convertirse en Etología, al abandonar el estudio de lo que le es propio, la psique. Esta situación se subsana posteriormente, en cierta medida, a través de la corriente Cognitivo-Conductual, que comienza por revisar los procesos mentales “fríos” (inteligencia, memoria, atención…), dominados por la “metáfora del ordenador” (el hombre sigue siendo una máquina, aunque una máquina lista), y las corrientes que se desvían del paradigma dominante (Analistas, Humanistas, Psicosomática) desaparecen de los planes de estudio de las universidades públicas y quedan en manos de formadores privados. Sólo recientemente el mundo emocional vuelve a reintroducirse tímida y paulatinamente en los planes académicos. Porque, al fin y a la postre, ¿qué queda de la Psicología si al ser humano lo despojamos de sus emociones?.

Una segunda premisa parte de una visión anatómica de la máquina humana. Dado que la salud es, en cierta medida, una cuestión de “mecánica”, es prioritario estudiar hasta la última “tuerca” del artefacto. La máquina es muy compleja, pero puede comprenderse como un conjunto de “aparatos” hasta cierto punto independientes los unos de los otros. Esto lleva a la especialización y fragmentación extremas que padece la medicina alopática actual. El ser humano es un mecano, así que yo me ocupo de “mi” parte de la máquina y tú de “la tuya”, interactuando lo mínimo posible y con una cierta territorialidad sobre el campo de cada uno que, observada desde fuera, en ocasiones resulta cómica y muchas veces trágica. Afortunadamente frente a este extremismo se alzan voces, cada vez más numerosas, que reclaman equipos terapéuticos multidisciplinares, y que comienzan a exigir un intercambio más fluido entre las distintas especialidades.

En tercer lugar podemos señalar la visión de la enfermedad como producto de un agente exógeno. Desde que Pasteur ganara la discusión a Bechamp, los virus y las bacterias se adueñan de la imaginación de médicos e investigadores. El organismo, cualquier organismo, está indefenso ante la agresión de los patógenos, y recuperar la salud es sinónimo de expulsar al agente invasor. La Salud sale del foco de atención y se sustituye por una Guerra en la que es más importante el virus que el organismo en el que se aloja.

Frente a estos postulados, la Medicina Tradicional China presenta un planteamiento integrativo y holístico. El fundamento de la vida es el Qi, la energía, aquello no observable. El ser humano es más que la suma de sus partes. No existen enfermedades sino enfermos, cada uno con su propio terreno e idiosincrasia. Para la MTC no es posible la fragmentación, Mente y Cuerpo son un Tao inseparable. La salud depende del equilibrio entre el Yin y el Yang, de las relaciones armónicas entre los Cinco Movimientos y de la concepción del ser humano como parte integrante de la Naturaleza. Sin embargo, su visión psicológica del ser humano es una visión pobre y poco desarrollada en comparación con la compleja perspectiva de la psicología occidental.

Esta situación puede comprenderse en base a una diferencia cultural fundamental. Para la filosofía China no existe un concepto de Yo-introspectivo tal como lo conocemos en Occidente. En Oriente el ser humano es un ente grupal, cuya integridad psíquica depende del ajuste a la comunidad, y por tanto existe un escaso interés en la Individualidad y el Yo tal como nosotros los comprendemos y que han impulsado nuestro desarrollo psicológico. El Yo chino no es un yo individual, sino un yo determinado socialmente, fruto de la interacción familiar y social, y su tratamiento se dirige al ajuste social porque el sufrimiento individual se supone consecuencia de éste.

El modelo bio-psico-social defiende que la salud y la enfermedad son el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales, y que, por tanto, es necesario tener en cuenta estos tres factores a la hora de considerar los determinantes de una enfermedad y su tratamiento. Basado en la Teoría de Sistemas, parte del axioma de que un cambio o perturbación en un nivel del sistema afecta jerárquicamente no sólo a ese nivel, sino también a los niveles que se encuentran por encima y por debajo. La consecuencia es que no es posible considerar que un cambio en el nivel bioquímico no afecte al fisiológico, al emocional, al social y a la persona como ente holístico. 


Este paradigma considera que las emociones no son sólo un factor capaz de precipitar o causar una enfermedad, sino que su influencia se extiende al desarrollo, agravamiento y cronificación de la misma. Por otra parte, la enfermedad se produce como resultado de la unión de varios factores que interactúan entre sí, incluyendo el estilo de vida. El paciente-pasivo se sustituye por un paciente-activo, con responsabilidad en su estado de salud o enfermedad. Como podemos observar, estos postulados no son ajenos a la MTC y a la  Medicina Alternativa, sino perfectamente compatibles.

Me gustaría contemplar esta bipolarización entre Occidente y Oriente como un Tao en sí mismo, un Occidente yangnificado y un Oriente yinnificado que pueden convivir de forma constructiva, aportando cada uno lo mejor de sí mismo al otro. No se trata de sustituir paradigmas, o de discutir qué modelo es superior. Ambos tienen mucho que aportar y mucho que aprender, como el Tao son visiones complementarias de la realidad, cuya fusión solo puede redundar en el beneficio de las personas que sufren. 

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