“Cuando los estados mentales del paciente no son
positivos
y si su voluntad y sus sentimientos no son estables,
no puede recuperarse de la enfermedad”
(Su Wen)
A las
dimensiones y características generales
(macro y microcósmicas) y fisiológicas de los cinco movimientos que vimos en la entrada anterior se pueden
añadir otras correspondientes a la dimensión psíquica y emocional.
Las cinco emociones representan un continuo que va del estado normal al
patológico. “En estado fisiológico normal
representan, en síntesis: la imaginación (alma vegetativa, H), el conocimiento
y el verbo (C), la reflexión (BP), la sensibilidad (alma sensitiva, P) y la
voluntad (R). En estado patológico determinan la aparición de cólera (H),
euforia lábil (C), preocupación o nostalgia (BP), tristeza (P) y miedo (R).”
Las cinco emociones también tienen un efecto sobre la energía global, de
tal modo que la ira hace que la energía ascienda a lo alto de la cabeza, la
alegría la hace armoniosa, la tristeza la dispersa, la reflexión la concentra,
el miedo la hace descender. La perturbación emocional debida a la pérdida del
equilibrio de los órganos dependerá de si el sistema queda en plenitud (shi) o en vacío (xu), en el primer caso tenderán a darse condiciones de excitación y
en el segundo de inhibición. Cuando una emoción afecta a un Órgano lo primero
en verse afectado será el propio movimiento con la alteración del acoplado, y
posteriormente el hijo, la madre, el controlado y el controlador, por tanto la
recuperación de la homeostasis pasa por fortalecer el ciclo de control (Ke).
Ira
·
Aquí podemos incluir la ira, el resentimiento, la ira reprimida, el agravio, la frustración, la irritación, la cólera, la indignación, la animosidad y la amargura. La cólera es una perturbación del
Shenhoun que remonta la energía hacia el polo cefálico (lo más yang),
provocando plenitud de Qi y Xue a este nivel (vértigos, acufenos, cefalea,
tez y ojos enrojecidos, hemorragia nasal, vahídos, sabor amargo, lengua con lados
rojos).
Una persona que es “presa de la ira” se altera con facilidad ante las
mínimas frustraciones y obstáculos, y se vuelve incapaz de controlar
adecuadamente sus propios sentimientos, es altamente volátil y puede
comportarse caótica e impulsivamente. Su
comportamiento puede oscilar entre el interés apasionado y una indiferencia
apagada. Consciente de sus arrebatos puede intentar extremar el autocontrol,
pero ante una situación estresante, o bien cuando se relaja y pierde sus
inhibiciones (por ejemplo bajo los efectos del alcohol), es
muy probable que la ira explote y se comporte de forma
irreflexiva e impulsiva.
Por otra parte la ira no expresada daña el Hígado, y un Hígado alterado
facilita que la ira surja con facilidad. La Madera debe crecer libremente, y
todo aquello que impide su crecimiento causa bloqueo y estancamiento de la
energía.
La ira reprimida causará estancamiento del Qi de
Hígado (y además estasis de la Sangre de Hígado en mujeres), mientras que la
ira expresada hará que el Yang de Hígado se eleve o el Fuego de Hígado se
avive.
Es paradójico que, pese a que la ira es una de las emociones más
disruptivas (tanto para el que la padece como para los que están a su alrededor
y la sufren), la psicopatología occidental carezca de etiquetas diagnósticas
para este estado, aunque haya despertado gran interés de los psicólogos desde los
tiempos del psicoanálisis. Existe una patología de la tristeza (depresión), de
la alegría (estados maníacos), de la reflexión (obsesiones y compulsiones), del
miedo (fobias), pero no de la ira.
Alegría
· Una alegría excesiva, entendida como euforia, afecta
principalmente al Corazón, ya que produce una relajación extrema del mismo. El
escape del Mental y del Thân pueden provocar palpitaciones, estados anímicos
ciclotímicos (euforia-depresión), inquietud, ansiedad, logorrea, labilidad y
emotividad descontroladas. La risa y la alegría comedidas hacen disminuir el
Qi de Corazón, compensando los estados de plenitud y evitando que se produzca
un estasis sanguíneo que pudiera causar bloqueos.
Hay personas que han hecho de la búsqueda del placer (y la evitación del
dolor) su motivación principal. Sin embargo la búsqueda compulsiva de
excitación y gratificación inmediatas vacían las reservas energéticas, llevando
al agotamiento, ya que cuando no experimentan altos niveles de excitación se
sienten vacíos. Externamente pueden parecer motivados, interesantes y
divertidos, pero la realidad es que son incapaces de mantener ese nivel de
excitación y de interés sin un apoyo externo por parte de los demás. Beinfield
y Korngold señalan que pueden presentarse estados contrapuestos de euforia y
decaimiento, risas nerviosas, locuacidad extrema, atolondramiento y
charlatanería.
Maciocia señala que el júbilo, entendido como un estado de excitación
excesiva y continua estimulación mental (aunque sea agradable), aumenta el
tamaño del Corazón, dando lugar a signos y síntomas cardíacos (palpitaciones,
excitabilidad excesiva, insomnio, inquietud, verborrea, punta de la lengua
roja). Las características de un júbilo súbito son similares a las de la
conmoción (carcajada súbita que desencadena un ataque cardiaco).
Preocupación
·
Una reflexión excesiva, entendida como preocupación o rumiación mental,
estancan el Qi del TR medio comprometiendo su actividad metabólica (patología
gastrointestinal, dilatación abdominal, formación de flema). Los niveles energéticos
disminuyen provocando inactividad, lentitud y torpeza. La afectación sobre el
TR superior causa tos seca, ligera disnea, sensación de incomodidad en el
tórax, tensión en los hombros...
La reflexión es un proceso que consiste en focalizar los recursos
cognitivos y atencionales en una tarea de resolución de problemas. La Tierra (Estómago y Bazo) que controla el proceso digestivo,
se ve especialmente afectada por la “rumiación” de ideas. Como en los bóvidos,
que pasan de un estómago a otro el alimento, las ideas se quedan en un estado
permanente de digestión, no avanzan ni retroceden. A modo de un corte de
digestión, la rumiación mental produce anorexia, plenitud, diarrea, vómito y
debilidad. A la inversa, cualquier afección del sistema Estómago-Bazo puede
terminar provocando trastornos en el proceso de razonamiento. De hecho, para la
mentalidad China el momento de comer reviste una importancia principal.
Cualquier actividad potencialmente competidora va a causar una alteración del
proceso digestivo. Trabajar, preocuparse y pensar durante la digestión, corta
la circulación energética del TR medio, lo cual se agrava por la postura
sedentaria y ocasionará digestiones lentas y pesadas.
El estancamiento del Qi provoca que la energía baje, y la persona se
vuelve exageradamente reflexiva y contemplativa, presa de un pensamiento
circular que no termina de materializarse en acción. Hay una obsesión por el
detalle, hasta el punto de que los árboles no dejan ver el bosque, y se pierde
la capacidad de síntesis. Tranquila, pero sombría, segura pero triste, tiende a
la apatía y al aburrimiento. Puede aparecer una marcada obstinación, rigidez
mental y tendencia a la rumiación patológica.
Tristeza
·
El Pulmón (maestro de las energías) determina la homeostasis emocional.
Un vacío de Qi de Pulmón (tos, disnea, psicoastenia, disminución de la
vitalidad, ofuscación mental, tristeza, melancolía) puede repercutir sobre el
Riñón (debilidad sexual, impotencia, incontinencia), sobre el Hígado (espasmos,
dolores musculares, intercostales), sobre el Corazón (palpitaciones, amnesia,
falta de concentración) y sobre el Bazo (debilidad y lasitud muscular,
dilatación abdominal, trastornos metabólicos).
La tristeza es sinónimo de sufrimiento, y el sufrimiento se expresa con llanto. De aquí que el aparato respiratorio esté implicado en la liberación de la tristeza. Para controlar la expresión externa de la tristeza es imprescindible inhibir (suprimir) los mecanismos respiratorios, causando con ello afectación del Pulmón. La tristeza afecta por ello prioritariamente al TR superior,
Pulmón y Corazón, causando voz débil, cansancio,
palidez, ligera disnea y sensación de opresión torácica y en las mujeres
frecuentemente deficiencia de Sangre y amenorrea que, con el tiempo, provocará masas
en las mamas. La tristeza agota el Qi y por tanto el Yin de Hígado provocando
confusión mental, depresión, falta de sensación de dirección en la vida, etc.,
y un duelo crónico y no expresado (con lágrimas) afectará al Riñón trastornando
el metabolismo de los líquidos.
La tristeza predispone al aislamiento como una forma de autoprotección
ante el dolor de la pérdida. Una forma de compensación (mecanismo de defensa) ante
la amenaza de la sensibilidad y la empatía es encerrar los sentimientos en el
interior. De este modo la vida gira en torno a la evitación de la pasión y el
control sobre el entorno (principalmente social). Este hipercontrol puede
manifestarse a nivel físico en trastornos asmáticos, estreñimiento y frigidez.
Miedo
·
Incluye tanto los estados crónicos de temor y ansiedad como el terror
brusco. Provoca el bloqueo del TR superior, con lo que la energía se hunde y se
agota el Qi de Riñón. Una disminución de Qi renal provoca signos de caída
(incontinencia de heces, orina, semen) y pérdida de control. Si el Corazón es
fuerte, el miedo causa descenso del Qi, pero si el Corazón es débil el Qi puede
ascender en forma de calor-vacío, provocando palpitaciones, insomnio, sequedad
de boca, enrojecimiento malar, vahídos y pulso rápido y desbordante (según
Maciocia esto ocurre preferentemente en los estados crónicos de ansiedad,
debido a la desconexión entre Corazón y Riñón).
Cuando la vida está dominada por el miedo hay un aislamiento activo del
entorno que se percibe hostil y amenazante. El pensamiento se vuelve suspicaz y
desconfiado, crítico y cínico, y en casos extremos puede aparecer un trastorno
paranoide.
Requena hace una puntualización respecto al miedo. Considera que el
miedo inhibido y paralizante es el miedo propio del Riñón, mientras que el
miedo producto de un vacío en la Madera lo que provoca es angustia y terror,
con sobresalto e hiperreactividad.
Hammer señala que hay dos escuelas de pensamiento sobre las emociones y
el Riñón. Para la primera es el miedo crónico la emoción que resulta
especialmente lesiva para el Riñón. Para la segunda una intensa melancolía
inhibe la función del Riñón. El pánico repentino incide especialmente sobre el
Corazón. Sin embargo un miedo crónico lesiona el Riñón. En el primer caso está
claro que una situación de shock inesperado requiere una movilización de
recursos rápida y urgente tanto por parte del sistema nervioso como del sistema
circulatorio, mientras que el estrés crónico recurre a mecanismos más lentos de
adaptación dependientes del sistema endocrino (suprarrenales). De esta forma el
Yang de Riñón quedará dañado ante un miedo crónico, y el Yin de Riñón lo hará
por una angustia profundamente arraigada (aunque en última instancia ambos se
agotan simultáneamente).
·
Ansia, culpa, vergüenza
Podemos entender ansia como deseo desmedido o bien como un estado de
constante deseo que nunca llega a satisfacerse, tanto de objetos materiales
como inmateriales (reconocimiento social, etc.). Taoísmo, budismo y
confucionismo alertan contra el ansia y el deseo, y creen que están en la raíz
de todo sufrimiento. Maciocia considera que el ansia dispersa el Qi, afecta al Corazón y
sobre todo afecta al Pericardio por agitación del Fuego Ministerial (Fuego-Vacío
excesivo y patológico procedente del Riñón), mientras que Nogueira considera
que el deseo excita principalmente el Hun. Ambas visiones son complementarias
si pensamos en el eje Jueyin.
La MTC no dice nada de la culpa y poco de la vergüenza. Indudablemente la culpa (como sentimiento de culpa)
es una emoción común en la tradición judeocristiana y en la sociedad occidental
con un Yo sobresaliente por encima del Nosotros. De hecho esto explicaría por qué para sí existe la vergüenza en la cultura china (ya que ésta se
relaciona con un sentido social del yo) mientras que la culpa (relacionada con
un yo individual) está ausente incluso en el pensamiento de la china
contemporánea.
La culpa se dirige hacia el yo, es centrípeta, en
contraposición a la ira, que se dirige hacia los otros. La culpa puede provocar
el estancamiento de Qi, especialmente en Pulmón, Corazón, Hígado y Riñón, dado
su carácter oscuro y autodestructivo puede causar con facilidad estasis de
Sangre particularmente en Pulmón, Corazón, Bazo e Hígado, o un hundimiento del
Qi y afectar al Riñón (problemas urinarios y/o menstruales). Vemos que el impacto de la culpa puede
por tanto extenderse a toda la pentacoordinación.
La vergüenza, al igual que la culpa, se dirige hacia el interior y puede
considerarse como una emoción opuesta a la ira y el orgullo. La vergüenza depende de la consciencia de haber transgredido una norma social y
de que los otros sepan lo que hemos hecho. En caso contrario no sentiremos
vergüenza, pero sí podríamos sentir culpa. Cuanto mayor sea la deseabilidad
social de la persona, cuanto más se necesite la aprobación del grupo, más
vulnerable será a la vergüenza, mientras que en la culpabilidad el juicio se
produce con independencia de que otros lo sepan o no. La vergüenza puede
redimirse, la culpa no. La vergüenza, al dirigirse hacia el interior, provoca
el estancamiento del Qi y probablemente su hundimiento. Sintomatología
frecuente son por tanto los prolapsos de órganos, un exudado vaginal crónico y
persistente, hemorragia vaginal crónica por hundimiento del Qi de Bazo y Riñón,
ligera incontinencia urinaria crónica y sentimientos de “suciedad” y desánimo.