viernes, 30 de noviembre de 2012

LAS TÉCNICAS DE LIBERACIÓN EMOCIONAL, QUÉ SON Y POR QUÉ FUNCIONAN


Dentro de las terapias “de nueva generación” se han popularizado enormemente diversos tratamientos denominados Psicología energética o Técnicas de Liberación Emocional (TFT, EFT, TAT). Una búsqueda simple en Google con este descriptor arroja más de un millón de resultados. Pero realmente ¿qué es y por qué funciona el “Tapping”?

La pionera Terapia de Campo de Pensamiento (Thought Field Therapy – TFT) fue desarrollada a principios de los 80 por el psicólogo Dr. Roger Callahan a partir de sus estudios en Kinesiología Aplicada y Medicina Tradicional China (MTC). Callahan considera que, cuando el paciente sintoniza su pensamiento con un hecho perturbador, se dispara una secuencia de actividades neurológicas, químicas, hormonales y cognitivas que derivan en la experimentación de una emoción negativa (miedo, tristeza, ira…). Callahan afirma que toda emoción negativa es una interrupción (bloqueo) en el sistema energético del cuerpo.

Esta perturbación tiene por tanto una causa energética y puede eliminarse mediante la estimulación por medio de ligeros golpecitos (tapping) en puntos concretos de acupuntura, conjuntamente con diversas maniobras de sicronización interhemisférica.

El procedimiento es simple. Consiste en pedir al paciente que recuerde y se “sintonice” con el hecho traumático. Una vez logrado, se guía al paciente en la realización de un procedimiento estandarizado denominado Algoritmo. Al repetir este procedimiento un número suficiente de veces, la perturbación provocada por el recuerdo del hecho traumático va desapareciendo, junto con las sensaciones y emociones asociadas, al tiempo que va transformándose la imagen que representa ese recuerdo. 

Una de las características distintivas de la TFT es que casi no requiere de la expresión verbal del paciente. Esta peculiaridad la hace especialmente indicada en aquellos casos en que hablar del tema motivo de la consulta puede resultar tan penoso o vergonzante como el hecho mismo.

Posteriormente Gary Craig, un ingeniero interesado en la psicoterapia, realiza una sistematización de los trabajos de Callahan y crea su propia versión de tapping: la EFT o Técnica de Liberación Emocional, partiendo de la base de un único algoritmo que sea capaz de desbloquear todos los canales y por tanto aplicable sea cual sea el problema.


Tal como reconoce Craig, la EFT se basa en el concepto de “revisión al 100%”. Con ello supone que puede evitar el diagnóstico energético de la MTC, al estimular la mayor parte posible de los puntos de inicio o final de los distintos meridianos, con la esperanza de que la alteración energética se encontrará necesariamente en uno de ellos. De hecho denomina “receta básica” a su algoritmo. Aunque indudablemente esta forma de proceder supone matar moscas a cañonazos (un poco como desmontar por completo un coche para cambiar un manguito), lo cierto es que funciona muy bien en gran número de problemas, tanto emocionales como físicos. Y cuando se combina simultáneamente con hipnosis o PNL los resultados son excepcionales.

Otra técnica interesante de Tapping es la TAT o Técnica de Acupresión Tapas, creada por Tapas Fleming en 1994. La autora considera que la técnica crea un vínculo entre un meridiano de acupuntura con nuestro centro de la visión para facilitar el "cambio del punto de vista" que tenemos de los problemas en nuestra vida, transformando así nuestra postura al respecto. 


Me gustaría llamar la atención sobre el denominado “Reverso psicológico”. Callahan supone que el Reverso Psicológico implica un cambio de polaridad en el sistema energético debido a pensamientos negativos y derrotistas que frecuentemente ocurren de manera subconsciente y por lo tanto no nos damos cuenta de ellos, aunque también puede deberse a un beneficio o una ganancia secundaria. Es por tanto una forma de resistencia. Craig señala que por término medio estará presente, y por lo tanto obstaculiza la EFT, el 40% del tiempo. La “frase preparatoria” está dirigida específicamente a neutralizar tales pensamientos, por ello toma la forma de una afirmación positiva neutralizadora, creando un vínculo entre la Psicología Energética y la corriente de la Psicología Positiva.

Por último me gustaría enfatizar la importancia de la definición del problema para el éxito de las técnicas de Tapping. El problema debe ser lo más objetivo y concreto posible, y formularse de acuerdo a las propias palabras del paciente, en caso contrario el éxito de la técnica puede reducirse a cero. En segundo lugar probablemente sea fijar el foco atencional sobre el problema mientras se estimula el sistema energético del cuerpo el componente básico de la terapia, tanto como la idoneidad de los puntos empleados. La intención del paciente (y del terapeuta) sin duda dirige la energía hacia el punto alterado en la red energética y explica por qué el Tapping, per se, no es suficiente para solucionar el problema en ausencia de una conexión potente e intencional con la emoción.


La Psicología occidental ha intentado explicar los mecanismos de acción del Tapping desde sus propios presupuestos teóricos. Así, a la luz de la teoría del condicionamiento clásico, el Tapping elicita el reflejo de orientación y sus efectos inhibidores sobre la respuesta condicionada. De esta manera, una respuesta (el algoritmo), que compite con la respuesta condicionada (la reacción emocional frente al recuerdo del trauma), extinguiría dicha respuesta. Otros autores consideran que ingredientes tales como la exposición imaginaria, la observación disociada, y mantener un foco de atención dual (entre otros) darían cuenta de la efectividad de esta terapia. Otra explicación posible se basa en el mecanismo de la inhibición recíproca de J. Wolpe. La estimulación lograda con la aplicación del algoritmo lograría una respuesta de relajación que competiría con la respuesta perturbadora del recuerdo, desensibilizándolo, exactamente igual que hacen las diversas técnicas de relajación. De nuevo, en todas estas explicaciones, se obvia lo fundamental: la emoción es energía, el pensamiento es energía, nuestro cuerpo físico es energía. La psicología (al igual que la medicina) conoce la existencia de la energía, pero la obvia en sus paradigmas.

En 1994 el Dr. Charles R. Figley llevó a cabo una investigación conocida como el “Proyecto de los ingredientes activos en el tratamiento del trauma” (Figley & Carbonell, 1995; Gallo, 1996; Gentry, 1998). En ella se pusieron a prueba cuatro diferentes abordajes terapéuticos: EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing, o Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares), TIR (Traumatic Incident Reduction, o Reducción de Incidente Traumático), VKD (Visual Kinesthesic Dissociation, o Disociación visual kinestésica, un procedimiento derivado de la programación neurolingüística), y TFT. El procedimiento consistió en asignar aleatoriamente pacientes a representantes de las cuatro escuelas, con la sola consigna de administrarles el tratamiento durante una semana, de la manera que cada escuela lo prescribiera, y se midieron los efectos. Los resultados fueron altamente alentadores. El Dr. Charles Figley, a la vista de los resultados, concluye que: “los tratamientos psicoterapéuticos que son consistentes con las teorías basadas en la evidencia merecen la atención tanto de los clínicos como de los investigadores y deberían ser considerados válidas hasta que sean puestos a prueba.”

viernes, 14 de septiembre de 2012

EL CONTROL EMOCIONAL



“El Viento y el Frío dañan al cuerpo físico
pero la angustia, el miedo, la cólera, atacan a la energía”
(Ling Shu)



Las distintas escuelas de Psicología han otorgado una relevancia variable al control y la expresión de las emociones. Hasta hace relativamente poco tiempo las emociones se consideraban como inferiores a la razón, y por tanto debían estar sometidas y controladas por ésta. Sin embargo, tal como constató en su momento Weinberger, las personas que reprimen sistemáticamente sus emociones negativas padecen mayor cantidad de problemas de salud. De hecho se ha encontrado que la tendencia a la inhibición de las emociones tiene una base genética, y que probablemente a este mecanismo subyace una gran hipersensibilidad. Es decir, las personas que no expresan sus emociones presentan un umbral más bajo para el dolor, la pena y el sufrimiento que aquellos que no inhiben sus emociones.

De acuerdo con la teoría de Lang del triple sistema de respuesta las emociones tienen tres componentes: subjetivo o experiencial, fisiológico o somático y motor o expresivo, que generalmente presentan una alta concordancia. Sin embargo hay ocasiones en las que ésto no ocurre así y un sistema se separa de los otros. Es el caso del estilo represivo de afrontamiento, en el cual la experiencia subjetiva de una emoción negativa es prácticamente inexistente, mientras que la manifestación somática por el contrario es extrema. La supresión de los componentes subjetivos y emocionales no puede completarse y esa “energía” debe tomar otra vía de expresión, generalmente a través de un trastorno psicosomático. Pennebaker sugiere que esta inhibición supone un trabajo fisiológico que actúa en el tiempo como un estresor acumulativo para el organismo. Las consecuencias a medio-largo plazo se traducen en una mayor incidencia de trastornos cardiovasculares, incremento de los niveles de corticoides endógenos y trastornos inmunológicos, cáncer, asma, alergias, ansiedad, depresión, alcoholismo, etc.


En este punto podemos establecer una diferencia entre represión y supresión emocional. La segunda se refiere a procesos conscientes, intencionales y mediados por la voluntad del sujeto tendentes a negar, inhibir o suprimir los aspectos subjetivos de una emoción. La represión por el contrario se trataría de un proceso no consciente, automático, cuyo objeto es mantener fuera de la consciencia experiencias o emociones traumáticas. El primero sería un mecanismo de defensa puntual, un estado, el segundo se corresponde más con un rasgo de personalidad, entendido como un sesgo sistemático de la memoria autobiográfica, aunque también puede operar bajo determinadas circunstancias a nivel consciente y voluntario.

Lo mismo puede decirse, en el otro extremo, de los sujetos sensibilizadores, que dan vueltas incesantemente a los hechos negativos manteniendo los estados afectivos desagradables durante largo tiempo. Se ha definido este estilo de procesamiento como rumiación, pensamiento recurrente, repetición mental intrusiva o preocupación, y se ha correlacionado con una alta incidencia de trastornos cardiovasculares.

La preocupación puede contemplarse como el estancamiento en una fase del proceso de solución de problemas, concretamente en la fase de búsqueda de soluciones. Es por tanto común a todas las emociones (disruptivas). En segundo lugar la preocupación dirige los recursos atencionales y cognitivos de la persona hacia el interior (adquiriendo así el carácter intrusivo que la caracteriza) y no está exenta de un valor adaptativo, tal y como demuestran los estudios sobre el “realismo depresivo” y el “pesimismo defensivo”, al facilitar una evaluación más objetiva del entorno o facilitar el rendimiento.

Sabemos que determinadas hormonas y péptidos opiáceos endógenos influyen tanto sobre la personalidad como sobre el sistema inmunológico, y a su vez el sistema endocrino puede verse influido por el estrés y por cambios en el patrón de personalidad. La exposición a un estrés agudo puede producir inmunosupresión. La exposición a estímulos adversos puede provocar la activación de varias vías neuroendocrinas capaces de influir en la función inmunitaria, principalmente el eje pituitario-adrenal y el eje simpático-adrenomedular. Concretamente la cantidad de cortisol en sangre está relacionada con variables psicológicas (desamparo/desesperanza, Seligman), aboliendo la actividad de las células NK y produciendo un déficit inmunológico. 


Para la MTC la represión y /o la supresión de una emoción intensa puede contemplarse como un bloqueo e inhibición en el flujo del Qi, que creará estancamiento y dolor en las zonas vulnerables, y que afectará principalmente al Hígado, dado que éste es el encargado de que el Qi fluya de forma armónica. Hammer señala que cuando el Hígado no puede reciclar ni renovar la energía ésta se convierte en nociva, de tal manera que:

“El Qi nocivo (o ácido láctico y sus metabolitos, como el acetaldehído) estimula centros circulatorios, como los senos carotídeos, y centros del Sistema Nervioso autónomo como el nodo sinoauricular. El resultado será un aumento en la tensión sanguínea, que, además, de afectar al Corazón, hará que la sangre sea impulsada con demasiada velocidad por el Hígado. Este rápido paso de la sangre, así como el sobreesfuerzo general, en primer lugar hará que el Hígado desarrolle Calor por Exceso y, pasado un cierto tiempo, Calor por Insuficiencia.” 

Las consecuencias del bloqueo del Qi en el Movimiento Madera abarcan aspectos: emocionales (irritación, depresión, enfado), respiratorios (tensión en el pecho, suspiros, sensación de cuerpo extraño en la garganta), gastrointestinales (dolor y distensión en pecho-espalda-escápula, anorexia, eructos, regurgitación ácida, hipo, diarrea explosiva), genitourinarios (menstruación irregular y dolorosa, cefalea, distensión mamaria, síndrome premenstrual, y evolutivamente metrorragia o incluso amenorrea).

Si la situación se mantiene en el tiempo termina por afectarse el resto de la pentacoordinación:
·       
o  Riñón: dado que el Yang de Riñón es la fuente de la fuerza de Voluntad, puede contribuir a que se expresen los sentimientos reprimidos y vencer el miedo, pero si el conflicto entre el miedo a expresarse y la voluntad de autoafirmación se prolonga terminará por provocar una deficiencia de Yang de Riñón. De hecho la represión de sentimientos suele basarse en un miedo, lo cual indica que existe un desequilibrio en este sistema desde el principio a favor del Yin (miedo-pánico) en detrimento del Yang (voluntad). El agotamiento de la Voluntad en controlar el miedo puede provocar depresión por vacío de Yang renal. Además la pérdida de Yin de Riñón provoca vacío de Yin de Hígado y ascenso de Yang de Hígado con explosiones de ira como respuesta al miedo.

o  Corazón: puede convertir el sentimiento reprimido en alguna forma de comunicación o bien en negación, si entran en funcionamiento los mecanismos de defensa del Pericardio, apareciendo sintomatología disociativa y de conversión. La desnutrición del Corazón por parte del Hígado se traducirá en tristeza y depresión simultáneas a la represión de ira. Un Yin de Riñón escaso no puede controlar el Fuego, causandodo insomnio, irritabilidad, confusión mental y dificultades en la generación de ideas, aislamiento y en casos extremos trastorno bipolar, brotes psicóticos y esquizofrenia.

o Pulmón: el Metal puede intentar compensar el desequilibrio generando trastornos obsesivo-compulsivos  y bloqueo en el TR inferior con estreñimiento, diverticulosis, hemorroides, etc. Sin embargo, si se ve superado, aparecerán ansiedad, fobias, problemas respiratorios, dermatológicos y alteraciones en la porción distal del intestino. De hecho, entre los síntomas precoces del bloqueo del Qi hepático figuran el dolor en hipocondrios que se exacerba al permanecer recostado (porque el Qi nocivo asciende y ataca el pecho), con dificultad respiratoria, jadeos y sensación de cuerpo extraño en la garganta, así como hemoptisis y epistaxis.

o  Bazo: parte de la emoción reprimida puede ser absorbida por el Bazo en forma de preocupación excesiva y cavilación, que ralentizan la digestión y provocan molestias gastrointestinales, prolapsos, incapacidad del Bazo para controlar la Sangre con hemorragias e hipertensión portal y alteraciones en el proceso de pensamiento, o bien puede ser reconvertida en un exceso de “dulzura”.      

miércoles, 27 de junio de 2012

LAS EMOCIONES SEGÚN LA MTC





“Cuando los estados mentales del paciente no son positivos
y si su voluntad y sus sentimientos no son estables,
no puede recuperarse de la enfermedad”
(Su Wen)


A las dimensiones y  características generales (macro y microcósmicas) y fisiológicas de los cinco movimientos que vimos en la entrada anterior se pueden añadir otras correspondientes a la dimensión psíquica y emocional.

La MTC contempla por tanto cinco emociones básicas: alegría, reflexión, tristeza, miedo e ira, y cada una de ellas está relacionada con una de las actividades Shen. También define los siete sentimientos, que cuando son excesivos dañan a un órgano determinado: cólera (Hígado), alegría y temor (Corazón), nostalgia y obsesión (Bazo), abatimiento y tristeza (Pulmón) y miedo (Riñón). De hecho en MTC la enfermedad puede estar causada por factores exógenos, endógenos y mixtos, siendo la etiología más importante la causada por los “Demonios Interiores”: ira, angustia o pesar, miedo o pánico, alegría, compasión, ansiedad y preocupación. Mann señala que 135 de los 365 puntos de acupuntura se emplean para tratar las desarmonías psíquicas, mentales, emocionales y espirituales, así como muchos de los puntos nuevos o curiosos. Los puntos que contienen la palabra Tian (Cielo) se utilizan específicamente para “abrir” la consciencia espiritual de la persona. Ekman incluso afirma que “todos los puntos terapéuticamente activos tienen un efecto sobre la mente y el espíritu como corolario directo de la negación de la división cartesiana entre el cuerpo y el espíritu/mente.”

Las cinco emociones representan un continuo que va del estado normal al patológico. “En estado fisiológico normal representan, en síntesis: la imaginación (alma vegetativa, H), el conocimiento y el verbo (C), la reflexión (BP), la sensibilidad (alma sensitiva, P) y la voluntad (R). En estado patológico determinan la aparición de cólera (H), euforia lábil (C), preocupación o nostalgia (BP), tristeza (P) y miedo (R).” 

Las cinco emociones también tienen un efecto sobre la energía global, de tal modo que la ira hace que la energía ascienda a lo alto de la cabeza, la alegría la hace armoniosa, la tristeza la dispersa, la reflexión la concentra, el miedo la hace descender. La perturbación emocional debida a la pérdida del equilibrio de los órganos dependerá de si el sistema queda en plenitud (shi) o en vacío (xu), en el primer caso tenderán a darse condiciones de excitación y en el segundo de inhibición. Cuando una emoción afecta a un Órgano lo primero en verse afectado será el propio movimiento con la alteración del acoplado, y posteriormente el hijo, la madre, el controlado y el controlador, por tanto la recuperación de la homeostasis pasa por fortalecer el ciclo de control (Ke).

Ira  
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Aquí podemos incluir la ira, el resentimiento, la ira reprimida, el agravio, la frustración, la irritación, la cólera, la indignación, la animosidad y la amargura. La cólera es una perturbación del Shenhoun que remonta la energía hacia el polo cefálico (lo más yang), provocando plenitud de Qi y Xue a este nivel (vértigos, acufenos, cefalea, tez y ojos enrojecidos, hemorragia nasal, vahídos, sabor amargo, lengua con lados rojos). 

Una persona que es “presa de la ira” se altera con facilidad ante las mínimas frustraciones y obstáculos, y se vuelve incapaz de controlar adecuadamente sus propios sentimientos, es altamente volátil y puede comportarse caótica e impulsivamente. Su comportamiento puede oscilar entre el interés apasionado y una indiferencia apagada. Consciente de sus arrebatos puede intentar extremar el autocontrol, pero ante una situación estresante, o bien cuando se relaja y pierde sus inhibiciones (por ejemplo bajo los efectos del alcohol), es muy probable que la ira explote y se comporte de forma irreflexiva e impulsiva.

Por otra parte la ira no expresada daña el Hígado, y un Hígado alterado facilita que la ira surja con facilidad. La Madera debe crecer libremente, y todo aquello que impide su crecimiento causa bloqueo y estancamiento de la energía. 

La ira reprimida causará estancamiento del Qi de Hígado (y además estasis de la Sangre de Hígado en mujeres), mientras que la ira expresada hará que el Yang de Hígado se eleve o el Fuego de Hígado se avive. 

Es paradójico que, pese a que la ira es una de las emociones más disruptivas (tanto para el que la padece como para los que están a su alrededor y la sufren), la psicopatología occidental carezca de etiquetas diagnósticas para este estado, aunque haya despertado gran interés de los psicólogos desde los tiempos del psicoanálisis. Existe una patología de la tristeza (depresión), de la alegría (estados maníacos), de la reflexión (obsesiones y compulsiones), del miedo (fobias), pero no de la ira. 

Alegría 

·   Una alegría excesiva, entendida como euforia, afecta principalmente al Corazón, ya que produce una relajación extrema del mismo. El escape del Mental y del Thân pueden provocar palpitaciones, estados anímicos ciclotímicos (euforia-depresión), inquietud, ansiedad, logorrea, labilidad y emotividad descontroladas. La risa y la alegría comedidas hacen disminuir el Qi de Corazón, compensando los estados de plenitud y evitando que se produzca un estasis sanguíneo que pudiera causar bloqueos.

Hay personas que han hecho de la búsqueda del placer (y la evitación del dolor) su motivación principal. Sin embargo la búsqueda compulsiva de excitación y gratificación inmediatas vacían las reservas energéticas, llevando al agotamiento, ya que cuando no experimentan altos niveles de excitación se sienten vacíos. Externamente pueden parecer motivados, interesantes y divertidos, pero la realidad es que son incapaces de mantener ese nivel de excitación y de interés sin un apoyo externo por parte de los demás. Beinfield y Korngold señalan que pueden presentarse estados contrapuestos de euforia y decaimiento, risas nerviosas, locuacidad extrema, atolondramiento y charlatanería.

Maciocia señala que el júbilo, entendido como un estado de excitación excesiva y continua estimulación mental (aunque sea agradable), aumenta el tamaño del Corazón, dando lugar a signos y síntomas cardíacos (palpitaciones, excitabilidad excesiva, insomnio, inquietud, verborrea, punta de la lengua roja). Las características de un júbilo súbito son similares a las de la conmoción (carcajada súbita que desencadena un ataque cardiaco).

Preocupación
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Una reflexión excesiva, entendida como preocupación o rumiación mental, estancan el Qi del TR medio comprometiendo su actividad metabólica (patología gastrointestinal, dilatación abdominal, formación de flema). Los niveles energéticos disminuyen provocando inactividad, lentitud y torpeza. La afectación sobre el TR superior causa tos seca, ligera disnea, sensación de incomodidad en el tórax, tensión en los hombros...

La reflexión es un proceso que consiste en focalizar los recursos cognitivos y atencionales en una tarea de resolución de problemas. La Tierra (Estómago y Bazo) que controla el proceso digestivo, se ve especialmente afectada por la “rumiación” de ideas. Como en los bóvidos, que pasan de un estómago a otro el alimento, las ideas se quedan en un estado permanente de digestión, no avanzan ni retroceden. A modo de un corte de digestión, la rumiación mental produce anorexia, plenitud, diarrea, vómito y debilidad. A la inversa, cualquier afección del sistema Estómago-Bazo puede terminar provocando trastornos en el proceso de razonamiento. De hecho, para la mentalidad China el momento de comer reviste una importancia principal. Cualquier actividad potencialmente competidora va a causar una alteración del proceso digestivo. Trabajar, preocuparse y pensar durante la digestión, corta la circulación energética del TR medio, lo cual se agrava por la postura sedentaria y ocasionará digestiones lentas y pesadas.

El estancamiento del Qi provoca que la energía baje, y la persona se vuelve exageradamente reflexiva y contemplativa, presa de un pensamiento circular que no termina de materializarse en acción. Hay una obsesión por el detalle, hasta el punto de que los árboles no dejan ver el bosque, y se pierde la capacidad de síntesis. Tranquila, pero sombría, segura pero triste, tiende a la apatía y al aburrimiento. Puede aparecer una marcada obstinación, rigidez mental y tendencia a la rumiación patológica.

Tristeza
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El Pulmón (maestro de las energías) determina la homeostasis emocional. Un vacío de Qi de Pulmón (tos, disnea, psicoastenia, disminución de la vitalidad, ofuscación mental, tristeza, melancolía) puede repercutir sobre el Riñón (debilidad sexual, impotencia, incontinencia), sobre el Hígado (espasmos, dolores musculares, intercostales), sobre el Corazón (palpitaciones, amnesia, falta de concentración) y sobre el Bazo (debilidad y lasitud muscular, dilatación abdominal, trastornos metabólicos).

La tristeza es sinónimo de sufrimiento, y el sufrimiento se expresa con llanto. De aquí que el aparato respiratorio esté implicado en la liberación de la tristeza. Para controlar la expresión externa de la tristeza es imprescindible inhibir (suprimir) los mecanismos respiratorios, causando con ello afectación del Pulmón. La tristeza afecta por ello prioritariamente al TR superior, Pulmón y Corazón, causando  voz débil, cansancio, palidez, ligera disnea y sensación de opresión torácica y en las mujeres frecuentemente deficiencia de Sangre y amenorrea que, con el tiempo, provocará masas en las mamas. La tristeza agota el Qi y por tanto el Yin de Hígado provocando confusión mental, depresión, falta de sensación de dirección en la vida, etc., y un duelo crónico y no expresado (con lágrimas) afectará al Riñón trastornando el metabolismo de los líquidos.

La tristeza predispone al aislamiento como una forma de autoprotección ante el dolor de la pérdida. Una forma de compensación (mecanismo de defensa) ante la amenaza de la sensibilidad y la empatía es encerrar los sentimientos en el interior. De este modo la vida gira en torno a la evitación de la pasión y el control sobre el entorno (principalmente social). Este hipercontrol puede manifestarse a nivel físico en trastornos asmáticos, estreñimiento y frigidez.

Miedo
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Incluye tanto los estados crónicos de temor y ansiedad como el terror brusco. Provoca el bloqueo del TR superior, con lo que la energía se hunde y se agota el Qi de Riñón. Una disminución de Qi renal provoca signos de caída (incontinencia de heces, orina, semen) y pérdida de control. Si el Corazón es fuerte, el miedo causa descenso del Qi, pero si el Corazón es débil el Qi puede ascender en forma de calor-vacío, provocando palpitaciones, insomnio, sequedad de boca, enrojecimiento malar, vahídos y pulso rápido y desbordante (según Maciocia esto ocurre preferentemente en los estados crónicos de ansiedad, debido a la desconexión entre Corazón y Riñón).

Cuando la vida está dominada por el miedo hay un aislamiento activo del entorno que se percibe hostil y amenazante. El pensamiento se vuelve suspicaz y desconfiado, crítico y cínico, y en casos extremos puede aparecer un trastorno paranoide.

Requena hace una puntualización respecto al miedo. Considera que el miedo inhibido y paralizante es el miedo propio del Riñón, mientras que el miedo producto de un vacío en la Madera lo que provoca es angustia y terror, con sobresalto e hiperreactividad.
Hammer señala que hay dos escuelas de pensamiento sobre las emociones y el Riñón. Para la primera es el miedo crónico la emoción que resulta especialmente lesiva para el Riñón. Para la segunda una intensa melancolía inhibe la función del Riñón. El pánico repentino incide especialmente sobre el Corazón. Sin embargo un miedo crónico lesiona el Riñón. En el primer caso está claro que una situación de shock inesperado requiere una movilización de recursos rápida y urgente tanto por parte del sistema nervioso como del sistema circulatorio, mientras que el estrés crónico recurre a mecanismos más lentos de adaptación dependientes del sistema endocrino (suprarrenales). De esta forma el Yang de Riñón quedará dañado ante un miedo crónico, y el Yin de Riñón lo hará por una angustia profundamente arraigada (aunque en última instancia ambos se agotan simultáneamente).
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Ansia, culpa, vergüenza

Podemos entender ansia como deseo desmedido o bien como un estado de constante deseo que nunca llega a satisfacerse, tanto de objetos materiales como inmateriales (reconocimiento social, etc.). Taoísmo, budismo y confucionismo alertan contra el ansia y el deseo, y creen que están en la raíz de todo sufrimiento. Maciocia considera que el ansia dispersa el Qi, afecta al Corazón y sobre todo afecta al Pericardio por agitación del Fuego Ministerial (Fuego-Vacío excesivo y patológico procedente del Riñón), mientras que Nogueira considera que el deseo excita principalmente el Hun. Ambas visiones son complementarias si pensamos en el eje Jueyin.

La MTC no dice nada de la culpa y poco de la vergüenza. Indudablemente la culpa (como sentimiento de culpa) es una emoción común en la tradición judeocristiana y en la sociedad occidental con un Yo sobresaliente por encima del Nosotros. De hecho esto explicaría por qué para sí existe la vergüenza en la cultura china (ya que ésta se relaciona con un sentido social del yo) mientras que la culpa (relacionada con un yo individual) está ausente incluso en el pensamiento de la china contemporánea.

La culpa se dirige hacia el yo, es centrípeta, en contraposición a la ira, que se dirige hacia los otros. La culpa puede provocar el estancamiento de Qi, especialmente en Pulmón, Corazón, Hígado y Riñón, dado su carácter oscuro y autodestructivo puede causar con facilidad estasis de Sangre particularmente en Pulmón, Corazón, Bazo e Hígado, o un hundimiento del Qi y afectar al Riñón (problemas urinarios y/o menstruales). Vemos que el impacto de la culpa puede por tanto extenderse a toda la pentacoordinación.

La vergüenza, al igual que la culpa, se dirige hacia el interior y puede considerarse como una emoción opuesta a la ira y el orgullo. La vergüenza depende de la consciencia de haber transgredido una norma social y de que los otros sepan lo que hemos hecho. En caso contrario no sentiremos vergüenza, pero sí podríamos sentir culpa. Cuanto mayor sea la deseabilidad social de la persona, cuanto más se necesite la aprobación del grupo, más vulnerable será a la vergüenza, mientras que en la culpabilidad el juicio se produce con independencia de que otros lo sepan o no. La vergüenza puede redimirse, la culpa no. La vergüenza, al dirigirse hacia el interior, provoca el estancamiento del Qi y probablemente su hundimiento. Sintomatología frecuente son por tanto los prolapsos de órganos, un exudado vaginal crónico y persistente, hemorragia vaginal crónica por hundimiento del Qi de Bazo y Riñón, ligera incontinencia urinaria crónica y sentimientos de “suciedad” y desánimo. 

sábado, 24 de marzo de 2012

LOS CINCO MOVIMIENTOS

"Cuerpo y alma no son dos partes distintas,
sino dos formas diferentes de entender lo mismo"
(Albert Einstein)


Los Cinco Movimientos, también llamados Cinco Elementos, Cinco Fases o, simplemente, Pentacoordinación, representan una estructuración del mundo natural, tanto a nivel del macrocosmos como del microcosmos. Son un modelo, pero también un holograma, donde cada parte contiene tanto la información que le es propia, como la información correspondiente a la totalidad, y son también una forma de comprender la naturaleza de la salud y la enfermedad. 


                             


Esto ¿qué quiere decir? Ni más ni menos que todos los fenómenos se ordenan de acuerdo a los cinco movimientos de Madera, Fuego, Tierra, Metal y Agua. Los movimientos son fases evolutivas de transformación, que se corresponden con las cinco estaciones (primavera, verano, estío, otoño, invierno), cinco climas (viento, calor, humedad, sequedad, frío), cinco pares de órganos (hígado - vesícula biliar, corazón - intestino delgado, bazo - estómago, pulmón - intestino grueso, riñón - vejiga), cinco emociones (ira, alegría, preocupación, tristeza, miedo) y cinco tipos o rasgos de personalidad bipolares (extraversión - introversión, apertura a la experiencia - convencionalismo, agradabilidad - antipatía, responsabilidad - desorganización, neuroticismo - estabilidad emocional). 


Al igual que los ciclos de germinación, crecimiento, maduración, recolección y decadencia, los cinco sistemas de órganos de la medicina china realizan funciones corporales paralelas a los ciclos de la naturaleza. Y tal y como acontece en el exterior, en nuestro interior hay un medio paralelo generado por cada sistema de órganos, de tal manera que la alteración de nuestro medio interno puede provocar que el Hígado genere Viento, el Corazón genere Calor, el Bazo genere Humedad, el Pulmón genere Sequedad y el Riñón genere Frío.

Frente al pensamiento lineal occidental, donde A es causa de B, B es causa de C y C es causa de D, el pensamiento oriental es un pensamiento circular, donde A entonces B, entonces C, entonces D, entonces A. Interesa menos la causa o la consecuencia de un fenómeno que cómo se relaciona ese fenómeno con los demás. La pentacoordinación explica estas relaciones a través de los ciclos de generación, crecimiento o Sheng, (donde el Agua nutre la Madera, que es combustible para el Fuego, que se convierte en cenizas-Tierra, que son de donde sale el Metal, que se condensa en Agua) y el ciclo de control, inhibición o Ke (las raíces-Madera rompen la Tierra, la Tierra absorbe el Agua, el Agua apaga el Fuego, el Fuego funde el Metal, el Metal corta la Madera), de tal modo que queda establecido un feedback continuo entre los distintos movimientos. El primero es Yang, tiende a la expansión, mientras que el segundo, por su acción inhibitoria, es Yin.

Las principales características de cada uno de los movimientos pueden reseñarse en la tabla contigua.

MADERA
FUEGO
TIERRA
METAL
AGUA
EXPANSIÓN
REALIZACIÓN
TRANSICIÓN
CONTRACCIÓN
CONSOLIDACIÓN
VIENTO
CALOR
HUMEDAD
SEQUEDAD
FRÍO
PRIMAVERA
VERANO
ESTÍO
OTOÑO
INVIERNO
ESTE
SUR
CENTRO
ESTE
NORTE
AMANECER
MEDIODIA
TARDE
ANOCHECER
MEDIANOCHE
NACIMIENTO
CRECIMIENTO
MADUREZ
DECLINAR
MUERTE/GERMINAR
VERDE
ROJO
AMARILLO
BLANCO
AZUL-NEGRO
ÁCIDO
AMARGO
DULCE
PICANTE
SALADO
H-VB
C-ID
BP-E
P-IG
R-V
LAGRIMAS
SUDOR
SALIVA
MOCO
SECRECIONES SEXUALES
MUSCULOS, TENDONES, UÑAS
CIRCULACIÓN,   TEZ
TEJIDO CONJUNTIVO Y SUBCUTANEO
PIEL, MUCOSAS,   VELLO
HUESOS, NERVIOS, GONADAS, PELO
VISTA
TACTO
GUSTO
OLFATO
OIDO



Así la Primavera es la estación del elemento Madera, cuando las plantas despiertan de su sueño invernal. Es crecimiento y expansión, pura fuerza centrífuga, creatividad, fantasía, imaginación y ensoñación. Es la vida que se extiende, el color verde de los brotes nuevos, el movimiento de los músculos y los tendones, la adolescencia, la búsqueda de contacto con los demás, el entusiasmo y la búsqueda de experiencias nuevas. Caprichosa y cambiante, como el viento en exceso nos vuelve impulsivos, entusiastas, precipitados, irritables o bien indecisos, tímidos e inhibidos en vacío. 

El Verano es la estación del elemento Fuego. Es calor y luz, el color rojo y la sangre. Es el amor, la alegría, el gozo de vivir, la claridad interior y la conciencia. La energía del Corazón rige la lengua y por tanto la comunicación, las emociones y la pasión. Como el sol de verano, el Fuego en exceso nos vuelve apasionados, hiperactivos, sentimos violentas emociones difíciles de controlar, mientras que en vacío nos hace sentimentales, hipersensibles, agitados y agotados cuando el fuego consume hasta las cenizas.


El Estío es la estación del centro, de la Tierra. La pausa tras el verano cuando la naturaleza "contiene la respiración" y permanece a la espera. Es el momento de la cosecha, los campos dorados de cereal maduro. Es el fiel de la balanza, el equilibrio y la templanza. La facultad para mantener los pies en la tierra y la capacidad para reparar, armonizar y unificar dependen de este elemento. Es la madre nutritiva, la capacidad de reflexionar y de "digerir", tanto el alimento como las ideas. En exceso nos volvemos en extremo reflexivos, preocupados, obsesivos en nuestros pensamientos y comportamientos. En vacío nos cuesta concentrarnos, nos volvemos distraídos, ensimismados, hedonistas o en exceso conciliadores porque nos lo "tragamos" todo.


El Otoño es la estación del Metal. La naturaleza se recoge sobre sí misma preparándose para el invierno, y del mismo modo la energía se vuelve hacia dentro. Es la introyección y la introversión, el momento de marcar los límites y conservar en nuestro interior lo que es beneficioso y expulsar fuera lo que sobra. Es la capacidad de cortar y de dejar ir aquello que no es necesario, incluyendo pensamientos, sentimientos y apegos. Es el color blanco, símbolo de la pureza, la rectitud, el método y el rigor. El Metal puede ser dúctil y flexible como una lámina de acero, o rígido como una barra de hierro. En exceso nos vuelve contenidos y controlados, lógicos, disciplinados y dominados por el sentido del deber y los juicios de valor. En vacío nos domina la tristeza, nos aísla de los demás y hace desaparecer la empatía envolviéndonos en un universo gris, apático, serio y convencional como los cielos plomizos del otoño.



El Invierno es la estación del movimiento Agua. Es el momento del frío y la oscuridad, cuando los arroyos se congelan y la naturaleza parece muerta. Es el miedo, el vacío y la angustia. Sin embargo se trata tan solo una muerte aparente, pues lleva en sí el gérmen del renacimiento. El Agua es la Voluntad de vivir, la capacidad para "recargar las baterías" con el descanso y la soledad. En exceso nos hace desconfiados, cínicos, recelosos y paranoicos de un mundo que consideramos hostil y peligroso. En vacío el miedo nos paraliza, nos congela y nos encierra, incapaces de poner en marcha la voluntad y superar la parálisis que nos aparta de la vida.